lunes, 22 de septiembre de 2014

Sintiendo el vértigo



Solo quedan 14 días para volver a casa, 14 no más.
U2 representa en esta canción lo que sentimos Bego y yo estos últimos días, total y absoluto Vértigo con esa acertada cuenta 1, 2, 3... 14.... nos queda un suspiro en Latinoamerica. Tenemos un "Totum revolutum" de sentimientos y emociones, emociones encontradas, porque pronto volvemos a casa, a ver a nuestras familias y amigos, pero por otro lado... sentimos una pena enorme... despedirnos de los niños y niñas va a ser muy duro.

Con 2 meses y medio a nuestras espaldas, llevamos  el cansancio del trabajo diario, viviendo en el mismo lugar de trabajo, rodeados casi a diario de las mismas personas... también llevamos a nuestras espaldas la experiencia que supone vivir y trabajar en un mundo tan diferente a lo que acostumbramos allí en Bilbao.

Aunque la experiencia es de 10, también me gustaría hablaros de la otra cara de la moneda, de la parte amarga ... Perú es un país genial. Es diverso y multicultural, Cuzco en concreto es una ciudad maravillosa con una cultura y arquitectura muy interesante, una ciudad también diversa, donde conviven ambos polos de la sociedad, ricos y pobres, muy ricos y muy pobres.

Sin embargo, en esta ciudad tan moderna y cosmopolita, tan turística y siempre lista para acoger al extranjero, en la "Roma de América" también se respira desigualdad e injusticia. No es oro todo lo que reluce.  Pese a haber sido una sociedad maltratada durante su historia, vemos un sexismo y racismo muy fuerte, incluso dentro de los propios peruanos.

Sus creencias y costumbres son valiosas, a mi me fascinan muchas de ellas, son atractivas de principio a fin, pero también tienen su lado oscuro y triste. Aquí, en Perú no todo es bonito. La peruana en general, y cuscueña en particular, son sociedades bastante conservadoras, poco abiertas a otras mentalidades, y donde pareciera existir un miedo horrible por salirse de lo que ya conocen.

La desigualdad social es increíble. Empezando por la propia discriminación entre peruanos de ciudad y peruanos de campo, donde unos son "mas" que otros. Niñ@s de ciudad que se burlan de los niñ@s de campo, etc...

Otro de los problemas que facilitan estas desigualdades es que el poder adquisitivo es bajo, la vida para un peruano es bien cara, sueldos bajísimos para un nivel de vida que no se ajusta en absoluto con la realidad de la ciudadanía.

Viajar por el país también resulta increíblemente caro, partiendo de que tan solo tienes dos opciones de transporte que son autobús y avión, solo te queda elegir entre lo lentísimo del autobús o lo carísimo del avión. Los precios de los autobuses también varían mucho, hay autobuses de todos los precios, depende de lo seguros que sean, pero el problema es que los trayectos son muy largos, demasiado. 462 km en 11 horas… El tiempo de un Madrid Bilbao mas que duplicado. Las carreteras son malas, y las frecuentes paradas para recoger y bajar gente en mitad de la nada no ayudan a agilizar el viaje.

La vida parece barata, pero no lo es tanto cuando el precio medio de un piso, algo modesto, ronda entre los 600 dólares, que si hacemos el cambio a soles…son precios que superan el sueldo medio que es de unos 700 soles.

Los trámites de cualquier tipo son tediosos, aburridos e infinitos. La burocracia aquí es para tirarse de los pelos, solo puedes armarte de paciencia y acercarte con tu mejor sonrisa allá donde tengas que gestionar cualquier documento. Eso si, no esperes acertar a la primera, seguramente tengas que recorrerte 3 o 4 ventanillas mas hasta que te tramiten lo que necesites.

La corrupción es moneda de cambio ante muchos
aspectos de la vida peruana, se huele, se siente, y está presente en cualquier estamento de la sociedad, parece increíble, pero el PP no es el único corrupto del mundo. Todo se consigue con la ayuda y la persona adecuada. El enchufismo es continuo, las municipalidades prestan ayudas solo si la ayuda dada beneficiará políticamente al presidente, alcalde, o regidor de turno.  Los intereses económicos priman sobre el desarrollo de potencialidades de la gente, se prioriza arreglar una escalinata, pintar una fachada o mejorar un parque, a invertir en programas de desarrollo, de capacitación, de educación y formación, en programas de igualdad de genero o programas contra la violencia.

El Tráfico es horrible, caótico y descontrolado, sin orden ni concierto. No se respetan las señales, y los pasos de cebra, allá donde los haya, pasan desapercibidos completamente, si quieres cruzar la calle, simplemente hazlo, no esperes a que el sefamoro pase a verde, porque nadie esperará por ti, allá tu si eres arrollado por un coche, un taxi o una combi. El peatón no vale nada, es la sensación que me llevo,

Qué decir del sistema sanitario. La asistencia médica se paga. Algo que de primeras me parece lamentable e inhumano, comercializar la enfermedad, verdaderamente triste.  Los hospitales están masificados y no hay personal suficiente para cubrir la demanda, básicamente sin un seguro médico privado literalmente te mueres, porque el público es bastante deficitario y está hasta la bandera. Recuerdo el día que visitamos con uno de los niños la clínica para hacerle unas pruebas de corazón, una enfermera literalmente abalanzándose con su venta obligada, un “fantástico” pack de revisión, electrocardiograma por el módico precio de 70 soles, eso para quien los tenga, claro.

No quiero con esto desprestigiar a Perú o su sociedad, pero es una realidad que también tiene que conocerse, es un país con mucho potencial, muchísima capacidad de cambio y desarrollo, todos los cambios son lentos, no se cambia del día a la mañana, menos una sociedad.
También es cierto que lo vemos bajo nuestra óptica y ojos europeos del primer mundo, dando por hecho cosas que luego resultan no ser así. Para esto también hemos venido, a ver y vivir situaciones que seguro no gustarán, pero son así, parte del desarrollo de un país y una sociedad, bien diferente a lo que conocemos. .



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